Ese día nos juntamos para planificar el video, hacer el mapa y el desglose del tema, si, nos creíamos artistas, nos juntábamos en cafés a discutir sobre el video-clip.
Después de hacer todo lo técnico, pasamos a las ideas y formas del history-board.
De que colores, que tomas, escenas en plano picado, y otras tantas en contrapicado, las hojas del history quedaban llenas de rayas, flechas y acciones que ocurrirán.
Me gusta esta escena, la jeringa en plano detalle. Le dije a Cristian. Si, está buena, pero ¿como hacemos la de la inyección? Respondió. fácil po’, plano americano y listo. Dijo Rodrigo. Si, okay. Respondió.
Creamos todo ese hospital psiquiátrico de pasillos interminables en hojas de cuaderno cuadriculadas de materias que nunca anotamos.
En partes estaban las escenas del ascensor, en otras, desordenadamente, las corridas por los pasillos, en silla de ruedas, arrastrándose, corriendo con la cámara anclada a su cuerpo como en “requiem for a dream”, buena, pero de moda por la nueva juventud adolescente alternativa, que se dicen ser artistas, como nosotros nos creíamos, que ven cine arte pero simplemente ven lo que sale en el cine y el cable. Dejando como su máximo esplendor del cine arte a “Amelie”. Pero sin duda, ese efecto, les gustara, será de su única película sobre drogas que aman y que han visto. ¿Única? , me dice Cristian, ¡perdón! Y Trainspotting, le dijo, y nos reímos los tres por un rato.
Trabajamos, hasta que se nos acabo el café, y el trozo de torta. Guardamos nuestras hojas, yo me lleve el History-Board, Cristian el mapa de la canción, y Rodrigo los apuntes y notas sobre iluminación y cámara, aunque eso debería ir con el history, pero lo hicimos así para que fuera participación de los tres.
Caminamos por el forestal, nos compramos unas latas de cerveza, las tomamos ilegalmente por la vía publica hasta botarlas en un basurero publico, lleno de latas ilegalmente tomadas. Conversamos sobre el video clip, sobre que seriamos geniales, que mandaríamos el video a VIA-X y estupideces.
Caminamos por merced, luego tomamos Lastarria, hasta Alameda, pasando por el biógrafo, éramos tan “artistas”.
Después de caminar decidimos entrar al “Cantábrico”, compramos completos, cervezas y cigarrillos. Recuerdo que daban un partido, y que teníamos que tener una cuenta de consumo sobre las 15 lucas para sentarnos en las mesas, así que nos quedamos en la barra, tomando y comiendo esos completos dadivosos.
Al terminar salimos a fumarnos nuestros Lucky Strike’s, caminamos por Alameda, hablando de películas, criticando los premios Oscar, y hablando de cine francés. Hasta que llegamos al cine arte alameda.
Entramos, había una charla de una película, de un director sordomudo. Nos sentamos de los últimos, Augusto Góngora dirigía la charla, una traductora ayudaba al director a comunicarse con Góngora. Ellos hablaban y hablaban mientras nosotros nos reíamos con facilidad por el alcohol ingestado, el publico nos miraba feo, hasta que Góngora dijo, “hay muchas películas, pero las buenas películas, son las que llegan al alma…”,
Solo recuerdo eso, y Rodrigo mando una risotada, mire a Cristian y nos reímos, nos levantamos y fuimos hacia la puerta. Mire a Rodrigo y le dije, entonces
Y abandonamos el cine arte alameda riéndonos hasta de nosotros mismos.
Dedicado a mi buen amigo Guillermo Acuña.